sábado, 28 de marzo de 2015

Padre nuestro que no es estás en Sevilla (J. Félix Machuca)

Prometía allá por el mes de Febrero cuando, junto a mi amigo Juan José, escuchábamos en la Fundación Cruzcampo al propio Félix hablar sobre su libro. Una presentación algo distinta de lo habitual, ya que fue el gran Paco Robles quien, a modo de diálogo-entrevista, iba dando sus impresiones sobre el libro mientras preguntaba al autor.

No tardé mucho en empezarlo. 

Dos historias ocurridas en dos momentos distintos que se entrecruzan debido al descubrimiento en la Plaza del Cristo de Burgos de un caldero.

Una joven arqueóloga llamada Florentina será la artífice de tal descubrimiento. Éste caldero procedía de la época de la peste en Sevilla, 1649. Es ahí, donde de manera paralela, la arqueóloga buscará descubrir todo lo que acontecía a tal objeto. 

Pero para mi gusto, lo más interesante no ha sido la historia de la arqueóloga y los personajes que a su alrededor se encuentran. Lo mejor se encontra en la historia del esclavo Esteban y su señor, Don Fernando de Almonte. Cómo el autor nos traslada al año 1649 para conocer una Sevilla diferente, desolada por la grave enfermedad que hará morir a más de la mitad de la población.

Cuadro de la epidemia de peste donde se muestra la multitud delante del Hospital de la Sangre. Obra situada en el Hospital del Pozo Santo, Sevilla.
Una supervivencia que llevará a nuestros protagonistas a salvar la vida de la hija de Don Fernando (Isabel o Ñá Sabé que custodia Estebanico) con la ayuda de magia algo oscura mediante el uso del caldero.

En conclusión, un libro que ha sido interesante de leer y el cual recomiendo para entender, bajo la visión del autor, la Sevilla de la peste. Esperando el siguiente.

jueves, 26 de marzo de 2015

De levante a poniente

Pues sí, algo han cambiado las circunstancias a mi alrededor. Algunas, otras no. Otras no cambian. Yo no cambio. O quizás, sí. Es posible que haya cambiado. Vivencias que acumulo en mi libro de recetas para el día a día, nuevas vivencias que me hacen recordar que mi espacio ya no es "mi cuarto". Ahora es "nuestra casa". Que no, "mi casa". Porque hay diferencia. 

Nuestra casa: dícese de aquel espacio vital donde todo gira entorno a nosotros. A tí y a mí. Nuestro espacio compartido.

De hecho, he pasado de moverme por la cama a mis anchas, a que si lo hago con mis manos frías, alguien me riñe cuando lo toco. No entiendo por qué. Mi almohada antes no era tan exigente con mis manos frías. He pasado a saber que no puedo meter en la lavadora, camisas con gemelos puestos. A que mi café y mi cama no se hacen solos. A que las decisiones que antes tomaba sola, ahora afectan a otra persona. A intentar trasladar de "mi casa" a "nuestra casa", experiencias y sentimientos para construir una familia. A que ahora afecta cada día que pasa y no te ha cundido el trabajo. A que la plancha no se hace sola. A que hay que cambiar el filtro del lavavajillas porque sino se atasca. A que se tiende mejor en la azotea. 

 
A que lo mío ahora es nuestro.

Un cuento que ha tenido una introducción y que ahora toma rumbo y a toda vela hacia adelante. Contra viento y marea. Porque como siempre te digo, el mar no todos los días es igual. Dependerá del viento. Haga levante, poniente, norte o sur iremos de la mano. Y si aun no entiendes de los vientos, descuida que aprenderemos. 



 


domingo, 1 de marzo de 2015

Artículo en la Revista del Instituto Patrimonio Cultural de España

Bajo el título: "La Cal de Morón en la arquitectura tradicional andaluza", el equipo al que pertenezco sobre Construcción con Tierra hemos publicado un interesante artículo en el que se pone en valor Morón de la Frontera y en particular, Las Caleras de la Sierra. 

Es ahí donde se encuentran en activo una de las caleras más antiguas de Andalucía y los hornos productores de una cal artesanal de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional.

El enlace para consultar el artículo es:
Página 213.

Espero que os guste.