No sé como agradecerte este día tan especial y la única razón que se me ocurre es ésta. Escribirla.
De hecho, has hecho posible un día de rezo, convivencia, sentimientos y amistad. Ya no hablo de lo guapa o requeteguapa que puedas estar (porque siempre lo estás), hablo de la gente que mueves a tu alrededor la cual nos postramos a tus pies para seguirte, pedirte, rezarte y darte las gracias por todo lo que nos das.
Cada día es mayor, cada día somos más, cada día la Hermandad avanza y crece, crece y crece hasta llenarse de días como el de hoy a tu vera.
Por eso, gracias por dejarme seguirte, gracias por los amigos que me has dado a los que admiro, por enseñarme a querer ayudar a los demás, por darme un futuro junto a la persona en la que en semanas compartiré mi vida en matrimonio, gracias por darme personas que son ejemplos a los que seguir, por acoger a mi familia (ya que has conseguido que por circunstancias de la Hermandad, mi madre pueda sentirse viva y ayude a la Hermandad sabiendo el esfuerzo que le supone), gracias por hacerme crecer a mí como persona, gracias por todo.
Y es por ello, que seguiré brindando mi tiempo para tí, mis ideas y mi forma de ser en las que te daré muchas razones cada día para seguirte. Porque es así, es así mi querida Hermandad como quiero verte cada día: completa, viva y creciendo cada día más.
¡Viva la Hermandad de la Sed!