Como al que le dan un regalo que no se esperaba y además, le gusta mucho. Esa era la sensación que tuve al visitar la Tierra de Campos, en concreto, Cuenca de Campos. La excusa, un Congreso; mi propósito, conocer lugares distintos. Y si, lo conseguí.
Si tuviéramos que definir nuestro entorno, lo tendríamos claro, pero cuando éste cambia por unos días, todo te parece nuevo. En mi caso, a todo le hacía fotos. A esto le unimos una serie de valores arquitectónicos diferentes a los que estamos acostumbrados y que hemos estudiado e investigado, más emoción aún.
En este caso, las fotos no están en sepia, son originales. Les hablo de la construcción en tierra. Les hablo de los antepasados castellanos: el uso del adobe, la tapia, la madera... para un clima frío, muy frío.
Y, ¿dónde está Cuenca de Campos? En Valladolid.
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