martes, 13 de noviembre de 2012

Un día en el campo, Cebada Gago.

En mi ánimo de mostrar y valorar todas aquellas cosas que son admirables por su belleza o tradición, hoy no iba a ser menos. Lo que para las personas del campo es una rutina diaria, donde el esfuerzo y el tiempo premian, para mí, fue toda una experiencia inolvidable.
Que sí, que estuve en el campo, que sí, que me llené de barro, que sí, que me vine con olor a... mejor no decirlo... pero me lo pasé genial, aprendí un montón y encima puedo mostrarlo en imágenes para valorar, aun más si cabe, esta afición tan maravillosa y por la que soy capaz de montarme en un tractor durante horas y llenarme de barro.

El escenario: Cebada Gago tras varios días de lluvia. El profesor: Manolo Flor.

... y las ganas de aprender, las pongo yo.

La ganadería se divide en diferentes espacios que permiten tener repartido por edades, cada uno de los toros, becerras, novillos, caballos, burros... En este primer caso, ya subida en el tractor y la carga a repartir en la parte trasera del mismo, nos dirigimos a uno de los comederos de un apartado. ¡Qué bien saben dónde deben dirigirse y cómo! 



Se levantan y ordenan a la espera de la llegada  de Manolo. Este les dispondrá a lo largo de todo el comedero de medio cilindro, el único abastecimiento de alimento que van a recibir a lo largo del día.

Esta alimentación se basa en paja, avena, maiz y múltiples cereales que, en función de sus destinatarios, irá condimentada con uno u otro alimento.







Y, ¡ahí va! Con la ayuda de una mezcladora adosada al tractor y una bandeja que desplaza el alimento, éste se irá depositando a lo largo de todo el comedero, por lo que los "bichitos de pequeños cuernos" se localizarán paralelos a su alimento.

Es increible cómo se van colocando de manera ordenada y pacífica, aunque más de uno se disperse del grupo y se enfrenten.







Aquí os dejo, una de las fotos que más me gusta del reportaje.


Pero este abastecimiento, es fruto de un esfuerzo previo, donde el mayoral introduce en una mezcladora, todos los condimentos que llevará su alimentación. Como hemos dicho antes: paja, avena, maiz... y múltiples alimentos que día tras día elaborará y mimará con gran esmero, Manolo Flor.

                                        
Una vez rellena nuevamente la mezcladora, nos diponemos para alimentar a otro sector de la Ganadería Cebada Gago, en este caso, de mayor edad. Aprovecho para contar una de los nuevos conocimientos que he adquirido en esta visita. El nombre del toro en función de su edad:

Añojo
Becerro de uno a dos años.

Eral
Novillo de entre dos y tres años.

Utrero
Novillo que ha cumplido los tres años.

Cuatreño
Toro de cuatro años.




En todo este alboroto, es posible encontrar grandes bellezas fotográficas que son fruto de los aires de bravura, sentimiento y emoción que allí se respiran. Grandes momentos, que yo como aficionada a este Gran Mundo del toro, disfruté con cada explicación y nuevos conocimientos.





Pero todo no será el toro, también hay cabida para otras especies que conviven con el toro y que no debemos olvidarnos de que allí también está su lugar.


Pues este ha sido mi pequeño relato de un día maravilloso que el tiempo nos brindó y que yo como aficionada a los toros seguiré disfrutando en mi recuerdo.


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