Desde pequeña, siempre veía como mi madre leía y leía... devoraba los libros, es más, lo sigue haciendo. Eso creo que ha sido la causante de que un gusanillo me haya picado a mí también, pero ni de lejos al ritmo que va ella. Eso siempre es bueno, porque me aconseja que libros leer y cuales, no. Pocas son las veces que sucede lo contrario.

En esta ocasión, acabo de terminar de leer el libro de "El Inventor de historias" de Marta Rivera de la Cruz, impulsada por la crítica tan inspiradora a leer que obtuve del mismo. Me enganché en un principio o mejor dicho, a las 3 cuartas partes primeras del libro, en él, viví en compañía de Linus Daff, las mayores invenciones que una persona puede tener, aunque el final me ha defraudado. Si siento decirlo, pero me ha defraudado, me esperaba más.
Linus Daff, conocido como el inventor de historias, hace involucrarse al lector en las mil y una historia que su mente es capaz de inventar. Consigue cambiar la realidad de las personas que lo buscan para comenzar una nueva vida. Modifica hasta el más mínimo detalle. En ese mundo de mentiras que pasan a ser realidad, olvida su propia vida, hasta tal punto que una de sus mentiras o cambios de personalidad envuelven su día a día y convertirlo en su propia realidad.
Y aunque el final no era como me esperaba, le daremos otra oportunidad a Marta Rivera de la Cruz, porque al fin y al cabo, me ha hecho disfrutar en casi la totalidad del libro.
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